Un gallo cantaba
en el gallinero
porque su gallina
había puesto un huevo.
El gallo, contento,
muy feliz cantaba
mientras la gallina
el huevo incubaba.
Tras una semana,
no pasaba nada
y mientras el gallo
cantaba y cantaba.
Pasó otra semana
y el gallo cantando
y la pobre gallina
seguía incubando.
Ya van tres semanas,
son veintiún días,
ya se ha roto el huevo
y un pollito pía.
(A mi Juan Edriss que no tiene la suerte de vivir en el campo.)
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