Parece que será eterna,
la juventud,
y, entre dimes y diretes,
requiebros y sonsonetes,
te llega sin darte cuenta,
la senectud.
Que al mundo comerse puede,
piensa el joven en su inconsciencia
más, sin ninguna clemencia,
todo queda como debe:
el mundo siendo más mundo
y el vigor en decadencia.
Porque la ley natural
del hombre es hacerse viejo,
si es que cuida su pellejo,
y todo siga tal cual.
Y como dijo aquel sabio,
pensando en buenos momentos:
"el mal de la juventud,
tiene cura con el tiempo".
Tenía un arbol
ResponderEliminary un abuelo,
patio grande
y recovecos
azul cielo
plena luz.
Una bravia higuera
con su olor saludaba
aromaba la llegada
suavizando la partida.
Había un cine de verano
y otro dentro de la casa
Huerto,aperos y labranza
mezclados a batiburrillo,
era el Edén de un chiquillo
Adán de aquella mescolanza.
Había un muro y un canal,
un rio de aguas pedregosas
un pajaro como el de Poe
que mudo cantó el devenir,
una estrella en las baldosas
en cuyo centro jugaba
y solitario conjugaba
los mimbres del porvenir.
Habia niños a lo lejos,
el mundo estaba allá fuera
yo persistia en la esfera
inserto en un cuento añejo.
No volvere nunca
sé bien de lo que hablo,
aunque marché hace mucho
nunca me fui de San Pablo.
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