domingo, 10 de octubre de 2010

DIVAGACIONES SOBRE EL MAR.

    "La mar es mala mujer", pensaba Antxón, en el libro del mismo título de Raúl Guerra Garrido; Hemingway lo transforma en trágico escenario de operaciones del viejo Santiago en su lucha contra el infortunio, el gran pez y los tiburones, en su libro titulado "El viejo y el mar". Para mi, que nací en un pequeño barrio de pescadores de mi pueblo, el mar es vida. Vida por lo que nos da, tanto para el cuerpo (alimentos, baños ricos en sales minarales, etc...), como para el espíritu (los amaneceres, las puestas de sol, el rumor relajante del ir y venir de las olas, paseos con el agua acariciando los tobillos, etc...).

    El mar, la mar, ha sido y es puente de culturas y civilizaciones, campo de mil batallas, coto de caza de corsarios y piratas y, últimamente, teatro en el que se desarrollan millares de tragedias humanas.

    El Caribe, el Estrecho de Gibraltar, el Mediterráneo o las costas atlánticas de África, son testigos de los esfuerzos e ilusiones, de aquellos que ponen sus vidas en un peligro cierto, en más que precarias embarcaciones, en pos del sueño americano o europeo; sueño que casi siempre acaba en pesadilla, ¡cuántas tumbas anónimas ocultan dichos lugares!

    En estos últimos tiempos, en ese mar, han aparecido los nuevos piratas somalíes; los cuales, por muy ilegal y crueles que sean sus métodos, no debemos olvidar que también son víctimas y resultado del desgobierno de su país y de las circunstancias sociales de dicha región, por no decir de todo el África negra; muchas de las cuales son heredadas del colonialismo, no tan lejano en el tiempo.

    A todo esto hay que sumarle las catástrofes naturales (tsunamis, monzones, galernas, etc...), las cuales también se cobran su tributo en vidas humanas.

    Concluyendo, que la mar, esa mar que nos da placeres físicos y sociego espiritual, también nos muestra su cara cruel, segando nuestras vidas, por lo que, definitivamente, "la mar es mala mujer".



   





1 comentario:

  1. No podía pasar por este mar sin dejarte un saludo, como ves soy del mar, ese maravilloso e inmenso manatial de vida que desgraciadamente cada vez está más lleno de muerte, como bien escribes.

    Un saludo desde esa misma tu tierra.

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