lunes, 14 de noviembre de 2011

BELLEZA ESPIRITUAL.

No tenía el cutis fino,
ni cara de querubín,
y era el ser más atractivo
que en mi vida nunca vi.

No fue una chica hermosa,
ni su pelo brilló al sol,
pero a su lado la rosa
quedaba sin esplendor.

Jamás la llamaron guapa,
ni un piropo nunca oyó,
pero su grandeza innata,
desde muy niña lució.

Porque no era la elegancia
la virtud de esta mujer,
era su amor, su esperanza
que ponía en tí y en Él.

Y si aún, en tu cabeza,
no vislumbras a este ser:
tomó por nombre Teresa,
Madre de Calcuta es.

1 comentario: