domingo, 27 de noviembre de 2011

TU AUSENCIA DOLOROSA.

Te vi salír aquel día de la sala de partos
en brazos de una experta y dulce comadrona
el brillo de tu pelo se me antojó corona,
saltó mi carazón, casi me da un infarto.

Cuatro años te tuve, día tras día, en mis brazos
hasta que el desamor entró por nuestra puerta,
tu madre te llevó, dejó una herida abierta,
siete años pasó, este último marzo.

¿Por qué yo te perdí aquel aciago día?
¿Por qué el rencor ruín te llevó de mi vera?
En pena y amargura trocose mi alegría,

solo el otoño gris transita por mi acera
y yo, pobre de mi, rumiando mi agonía,
pidiéndole a la muerte que sea mi compañera.

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