Con el brillo apagado de mis ojos,
con el último aliento que me quede,
con el rictus triste de mis labios,
con la fe ya perdida para siempre.
De este mundo me despido
sin nada que agradecer,
mil sueños interrumpidos,
mil deseos por hacer.
Me entregué a mil amores,
desde el sótano a la antena,
recibí dos mil dolores,
me quedé solo y con pena.
Flores cuatro de mis carnes,
sarmientos de un tallo herido,
fracasos todos mas tarde
y el corazón dolorido.
Troncos de los que soy rama
me fallaron igual que todos,
el primero marchó al alba,
la segunda a su modo.
Llego presto hasta el principio
ResponderEliminarde tu heterogenea exposición
para darle compañia
con esta, mi deposición .
Depones bien, a fe mía,
ResponderEliminarcosa que yo te agradezco
y por lo mismo, te ofrezco
este espacio, noche y día.