Con clara luz, la alegre primavera,
cada mañana en mi alma explota,
para, poco después, mi razón rota
recuerde éste que soy y aquél que era.
¿Cómo pudo ocurrir, torpe destino,
que aquél que fuera ayer robusto roble,
de recto tronco y apostura noble
no llegue a ser hoy ni humilde pino?
Y viene a mi mente otoñecida
que, a pesar de que ya es primavera,
no le ocurre lo mismo a esta mi vida
pues todo lo que ocurre y pasa por mi vera
lo veo como tabú, cosa prohibida,
que igual que viene, va, y a la ligera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario