Bendito el amor que de ti emana,
ahora disfrazado de deseo,
otrora revestido de ternura.
Bendita la pasión que me subyuga,
y guardas en tu piel, cual camafeo,
que acarician mis manos con locura.
Bendita seas mujer, siempre bendita,
que me haces morir, si no te veo
y me muero de sed, sin tu hermosura.
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