Que envidia me da ese mar
que tu cuerpo acarició,
aquella noche de julio
en que hacía tanto "caló".
LLegaste al chiringuito
y pediste dos refrescos
y un baso de agua muy fría
que bebiste en "na" de tiempo.
Pero marchaste a tu tierra
y yo me quedé aquí,
sentadito en una silla
y acordándome de ti.
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