Es verdad que no has vivido
si no has sentido el dolor
que te produce ese amor
que no es correspondido.
Es verdad que no exististes
si después de la amargura
no sentistes esa dulzura
que produce el estar triste.
Porque al igual que la pena,
que te infiere el desamor,
la tristeza te envenena,
con ese dulce sopor,
que a tu corazón gangrena
y solo queda dolor.
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